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viernes, 9 de abril de 2010

¿Qué es el plan de igualdad?

PLANES DE IGUALDAD EN LA EMPRESA

“Son un conjunto ordenado de medidas, adoptadas después de realizar un diagnóstico de situación, tendentes a alcanzar en la empresa la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres y a eliminar la discriminación por razón de sexo”

(Art. 46 Ley Orgánica 3/2007).

En el artículo 45 de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres se establece que las empresas están obligadas a respetar la igualdad de trato y de oportunidades en el ámbito laboral y, con esta finalidad, deberán adoptar medidas dirigidas a evitar cualquier tipo de discriminación laboral entre mujeres y hombres, medidas que deberán negociar, y en su caso acordar, con los representantes legales de los trabajadores y trabajadoras en la forma que se determine en la legislación laboral.

En el caso de las empresas de más de doscientos cincuenta trabajadores, las medidas de igualdad a que se refiere el apartado anterior deberán dirigirse a la elaboración y aplicación de un plan de igualdad que deberá ser, asimismo, objeto de negociación en la forma que se determine en la legislación laboral.

Sin perjuicio de lo enunciado anteriormente, las empresas deberán elaborar y aplicar un plan de igualdad cuando así se establezca en el convenio colectivo que sea aplicable, y en los términos previstos en el mismo.

La elaboración e implantación de planes de igualdad será voluntaria para las demás empresas, previa consulta a la representación legal de los trabajadores y trabajadoras.

Por su parte, el Art. 46 de la mencionada Ley establece que los planes de igualdad de las empresas son un conjunto ordenado de medidas, adoptadas después de realizar un diagnóstico de situación, tendentes a alcanzar en la empresa la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres y a eliminar la discriminación por razón de sexo.

Los planes de igualdad fijarán los concretos objetivos de igualdad a alcanzar, las estrategias y prácticas a adoptar para su consecución, así como el establecimiento de sistemas eficaces de seguimiento y evaluación de los objetivos fijados.

Para la consecución de los objetivos fijados, los planes de igualdad podrán contemplar, entre otras, las materias de acceso al empleo; clasificación profesional; promoción y formación; retribuciones; ordenación del tiempo de trabajo para favorecer, en términos de igualdad entre mujeres y hombres, la conciliación laboral, personal y familiar y, prevención del acoso sexual y del acoso por razón de sexo.

Los planes de igualdad incluirán la totalidad de una empresa, sin perjuicio del establecimiento de acciones especiales adecuadas respecto a determinados centros de trabajo.

Se garantiza el acceso de la representación legal de los trabajadores y trabajadoras o, en su defecto, de los propios trabajadores y trabajadoras, a la información sobre el contenido de los planes de igualdad y la consecución de sus objetivos.

Lo previsto en el párrafo anterior se entenderá sin perjuicio del seguimiento de la evolución de los acuerdos sobre planes de igualdad por parte de las comisiones paritarias de los convenios colectivos a las que éstos atribuyan estas competencias.

Respecto de las medidas específicas para prevenir el acoso sexual y el acoso por razón de sexo en el trabajo, la Ley establece que las empresas deberán promover condiciones de trabajo que eviten el acoso sexual y el acoso por razón de sexo y arbitrar procedimientos específicos para su prevención y para dar cauce a las denuncias o reclamaciones que puedan formular quienes hayan sido objeto del mismo.

jueves, 1 de abril de 2010

LLEGA EL BUEN TIEMPO Y CON ÉL LA ASTENIA PRIMAVERAL



Una de cada diez personas sufre, en mayor o menor medida, astenia primaveral.
Astenia es una palabra de origen griego que significa debilidad.
La astenia primaveral es un trastorno estacional que surge con la llegada del buen tiempo y se caracteriza por una sensación de falta de vitalidad generalizada y cansancio que no remite al descansar.
No se conocen con exactitud las causas que la producen pero podríamos decir que se debe a una mala adaptación de nuestro organismo a la serie de cambios que supone la primavera: aumento de la temperatura, de la intensidad lumínica, de las horas de sol, variaciones en los niveles de humedad y presión atmosférica... Todos estos factores nos afectan. Por ello los síntomas de la astenia primaveral oscilan desde unos días a unas semanas, puesto que es lo que tarda el cuerpo en modificar sus ritmos biológicos. Dado que el cerebro es muy sensible a las variaciones climáticas y horarias todos acusamos estos cambios, aunque de distinto modo: mientras algunas personas los asimilan con facilidad y rapidez, otras sufren un proceso de adaptación más lento o difícil, que se convierte en una astenia cuando se manifiesta en un grado leve y puede llegar a una depresión cuando la gravedad es mayor.


Existen dos tipos de astenia primaveral: de origen físico que se suele manifestar a través de cansancio y debilitamiento corporal, y de origen nervioso que se caracteriza porque la persona muestra un especial cansancio a la hora de realizar alguna actividad mental.

Síntomas
-Falta de apetito.
-Tensión arterial baja.
-Dolor de cabeza y malestar general.
-Fatiga muscular (cansancio con esfuerzos mínimos).

-Fatiga intelectual (dificultad para concentrarse, pérdida de memoria, lentitud mental).
-Disminución de la vitalidad sin manifestaciones de depresión.
-Estado apático y melancólico.
-Dolor errático (dolores musculares, cervicales, cefaleas...).
-Alteraciones leves en el sueño y/o somnolencia.
-Pérdida de la libido o apetito sexual.
-Mareos, náuseas, malestar estomacal.
-Cambios de humor, irritabilidad, apatía y tristeza sin motivo aparente.
-Dificultad para la concentración y sensación de hacer un esfuerzo enorme para llevar a cabo actividades que normalmente no lo requieren.


Algunos consejos
-Dormir todo el tiempo necesario.
-Practicar ejercicios de relajación.
-Hacer ejercicio.
-Seguir una alimentación a base de alimentos energéticos: dátiles, frutos secos, plátanos, legumbres, pastas, chocolate.

-Reducir la ingesta de alimentos y/o bebidas excitantes.
-Disminuir el ritmo de vida
-Aumentar el tiempo dedicado al ocio


martes, 23 de marzo de 2010

LAS PERSONAS FELICES VIVEN MÁS....Y MEJOR ¡DESCUBRE POR QUÉ!

¿Qué es el optimismo? Martin Seligman, psicólogo de la Universidad de Pensilvania, está considerado uDespués de 20 años, aquel 17% de los alumnos estaban más sanos, alegres yno de los principales expertos en el estudio de las diferencias entre optimistas y pesimistas. Según este profesor, el optimismo está muy relacionado con la responsabilidad que asumimos o no las personas ante aquello que nos ocurre. En definitiva, el optimista se hace y se sabe responsable de aquello que le sucede, y, por tanto, se cuestiona qué es lo que puede hacer para rectificar, mejorar o cambiar una determinada situación. Por el contrario, el pesimista tiende a sentirse impotente frente al mundo o incluso frente a sí mismo y espera pasivamente a que sean las circunstancias externas las que cambien. Los optimistas tienden a interpretarse más como causas de aquello que les ocurre, mientras que los pesimistas tienden a sentirse efectos de las circunstancias exteriores. Otra diferencia interesante es que el optimista tiende a percibir los aspectos positivos de sí mismo, del otro y de la realidad que le rodea, mientras que el pesimista se concentra en los aspectos negativos. En consecuencia, las emociones del optimista se mueven en un espectro que incluye el coraje, el entusiasmo, la pasión, la confianza, la esperanza o el ver los errores como oportunidades para aprender. Por su parte, el pesimista tiene un mayor riesgo de sufrir problemas emocionales, ya que demasiado a menudo el sentimiento de culpa e impotencia facilita la sensación de fracaso y la percepción de imposibilidad de cambio o mejora. Las personas optimistas tienden a ser más perseverantes y a ver realizados sus proyectos en mayor medida que las pesimistas.

En este sentido, conviene no confundir optimismo con ingenuidad o negación de la realidad, ya que ser optimista no implica negar los problemas que la realidad presenta, sino asumir su existencia y definir estrategias de acción basadas en la esperanza para afrontar la realidad y transformarla.

Una investigación de la clínica Mayo de Nueva York con 839 personas concluyó que los optimistas viven alrededor de un 19% más que los pesimistas. Esta investigación, que duró 30 años, afirmaba que la salud no depende sólo de valores físicos, sino también de la actitud con la que las personas enfrentan la vida. En caso de tener que afrontar situaciones generadoras de estrés, los optimistas tienden a experimentar estados de ánimo menos negativos que los pesimistas, lo cual se manifiesta en comportamientos de salud más adaptables y en un mejor sistema inmunológico. El pesimista tiende a retraerse o darse por vencido en mayor medida. Diversos investigadores sostienen que los pacientes optimistas se recuperan con mayor rapidez y tienden a tener menos complicaciones posoperatorias.

Más hace el que quiere que el que puede. C. R. Zinder, doctor en psicología de la Universidad de Kansas, realizó un estudio en el que concluyó que el rendimiento académico de un alumno depende más de su actitud que de su cociente intelectual. Según él, los mejores resultados académicos los obtienen más los alumnos con una actitud optimista y positiva que aquellos que obtienen buenos resultados en tests que miden el cociente intelectual. En este sentido, los objetivos elevados, pero razonables, y los planes de acción para alcanzarlos parecen ser las claves del buen resultado universitario. En definitiva, más hace el que quiere que el que puede.

Otro caso nos lo presenta el doctor Mark Albion en su libro Vivir y ganarse la vida. Según este prestigioso profesor, la confianza, la esperanza y el amor a lo que uno desea hacer en la vida ganan la partida a la búsqueda de la seguridad que nace del miedo derivado de una visión pesimista de la existencia.

Según Albion, en una investigación sobre graduados en escuelas de negocios se realizó un seguimiento de las carreras profesionales de 1.500 personas desde 1960 hasta 1980. Los graduados se agrupaban en dos categorías distintas desde el principio. La categoría A incluía a aquellos que afirmaban que debían ganar dinero en primer lugar para luego poder hacer lo que realmente deseaban hacer. La categoría B agrupaba a aquellos que buscaban en primer lugar conseguir sus propios anhelos, seguros y confiados de que el dinero acabaría llegando. ¿Cuáles eran los porcentajes de cada categoría? De los 1.500 graduados incluidos en el estudio, un 83% pertenecían a la categoría A, es decir, la de las personas que querían el dinero ya. La categoría B, la de los más arriesgados, alcanzaba un 17% de los graduados.

Después de 20 años, aquel 17% de los alumnos estaban más sanos, alegres y satisfechos y tenían mejor disposición ante la vida que el resto. Además, entre los 1.500 graduados, y tras esos 20 años, había 101 personas que habían logrado unos altísimos niveles de prosperidad individual y social. Lo interesante es que tan sólo uno de ellos se encontraba en la categoría A, mientras que los 100 restantes estaban en la categoría B. Conviene recordar además que la vida de aquellas personas que han hecho grandes aportaciones a la humanidad se ha caracterizado por una existencia plagada de adversidades y dificultades que sólo fue posible superar a través de la fuerza de ánimo que genera el optimismo. Winston Churchill era contundente en este sentido al afirmar que “el optimista ve la oportunidad en toda calamidad, mientras que el pesimista ve la calamidad en toda oportunidad”.

Pero el optimista ¿nace o se hace? Son muchos los autores en el terreno de la psicología que sostienen que, afortunadamente, el optimismo se puede aprender, aunque, obviamente, está determinado en parte por la herencia y, cómo no, por las primeras experiencias de nuestra vida. De todas formas, es posible, en etapas maduras, aprender a ver las cosas de otra manera. Lo que es, sin duda, muy importante es el modo en que los padres explican a sus hijos por qué las cosas suceden como suceden, enseñándoles a aceptar la realidad, pero no a resignarse, sino a trabajar haciéndose responsables para crear aquellas circunstancias que faciliten el cambio. De alguna manera, el optimismo o pesimismo que un niño vive en su entorno puede ser una influencia significativa en la construcción de la imagen de sí mismo, de los demás y de la vida que se haga el pequeño.

En definitiva, y para concluir, podríamos decir que tanto el optimista como el pesimista acaban algún día muriendo; pero la diferencia está en cómo han vivido la vida y, en consecuencia, en el legado que dejan en su entorno cuando llega el momento de partir definitivamente.



lunes, 8 de marzo de 2010

Manifiesto del 8 de marzo de 2010


Todavía hoy, 8 de marzo de 2010, no podemos hablar de justicia, ni de democracia en los términos que nos gustaría. La igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres no es real, sino una mera palabra hueca, cuya realidad nada tiene que ver con la equidad entre mujeres y hombres. ¡No queremos seguir así!

No queremos que igualdad sea un término vacío de contenido. Pero nos encontramos con esto: con una retórica por parte de muchos y una práctica por parte de pocos. La igualdad no se produce en nuestros salarios. La igualdad no se refleja en nuestros derechos. La igualdad desaparece cuando se trata del reconocimiento de todas nosotras como trabajadoras con los mismos derechos y deberes. ¡No queremos la desigualdad!

No queremos seguir sufriendo la violencia de género, a pesar de
la Ley Integral, a pesar de la retórica de la igualdad por parte de los organismos, que son testigos de la violencia cada día. Las mujeres siguen siendo asesinadas y la falta de protección y la impunidad de los asesinos nos acompañan. Se necesitan más sentencias que hagan justicia. Y se necesitan medios, económicos y humanos, para hacer efectiva la protección ante esta monstruosidad. ¡No queremos la violencia!

No queremos sufrir la desigualdad, la discriminación, el acoso y tantas otras injusticias en nuestros lugares de trabajo. En el 2004 éramos el 58 % del total de desempleados. Teníamos y seguimos teniendo mayor temporalidad en nuestros contratos y mayor precariedad laboral. Ocupamos menos cargos de dirección o de responsabilidad, que casi siempre ocupan los hombres; o dicho de otra manera, se nos relega a la segunda fila. Nos encontramos con muchas más dificultades que los hombres para encontrar trabajo si tenemos menos de 25 años, si somos extranjeras, si somos madres o si tenemos una discapacidad. ¡No queremos la discriminación!

No queremos promesas insolentes de discriminación positiva y de inclusión de la perspectiva de género en todas las políticas, legislaciones y prácticas, si de verdad no se van a cumplir esas promesas. Conciliar la vida familiar y la laboral no significa que nos reduzcan la jornada de trabajo para poder compaginarla con el trabajo doméstico. No se trata de que nos den algunas horas libres en el trabajo para que seamos nosotras las que carguemos con todo el peso del hogar. Y para ello necesitamos medios que lo hagan posible, como los centros infantiles de 0 a 3 años, pero también educación en igualdad, solidaridad, justicia y feminismo a todos los niveles educativos. ¡No queremos el machismo!

No queremos que se nos aplique ningún patrón de belleza, ni que se compre nuestro cuerpo. No queremos ser excluidas por nuestro aspecto físico o por nuestro origen étnico o racial. Somos asalariadas, becarias, empresarias, trabajadoras domésticas, cuidadoras y muchas más cosas, pero ante todo somos ciudadanas con derechos y deberes que contribuimos al desarrollo de nuestras sociedades. ¡No queremos la exclusión!

Fuente: Grupo de trabajo de la Vocalía de Igualdad y Violencia de Género (Colegio Oficial de Psicólogos de la Región de Murcia)

jueves, 18 de febrero de 2010

PENSAR CON LOS OJOS ABIERTOS O EL ABURRIMIENTO CREATIVO


Aburrirse, etimológicamente: sufrir un estado de ánimo producido por la falta de estímulo, diversiones o distracciones; es decir que el no tener con que ocuparse produzca un vacío agobiante.

El niño que no está entretenido dice que se aburre, como quejándose a sus padres. “Papa! Me aburroooo!!” y entonces el padre se horroriza porque se siente en la obligación de entretener a su hijo con una u otra cosa. Deberíamos poder entender que en realidad, el no tener nada que hacer, para un niño es una forma de que empiece a desarrollar su imaginación… imaginación que en los niños parece estar algo paralizada.
Pensar con los ojos abiertos, desde el sofá, el coche o la propia habitación es una oportunidad para desear nuevas cosas o actividades así como para el construir alguna nueva idea u posibilidad.
Cuando el tiempo de los niños está absolutamente programado no puede aparecer el espacio necesario para la improvisación, la angustia o el aburrimiento. Para pensar algo nuevo es necesario sentir que nos falta algo, ya que si todo lo tenemos no necesitamos nada. Si un niño sabe que después del cole tiene inglés, luego deberes, luego ducha tele-cena y a dormir, no siente el vacio necesario para que se pueda producir una innovación.
Un niño que se aburre puede querer ayudar a la madre en la cocina, abrir cuentos o comics, pensar en historias o imaginar como se lo pasará al día siguiente en el cole… y especialmente un niño con tiempo para aburrirse intenta conectarse más a menudo con sus padres debido a que se da cuenta también de que los necesita. Normalmente los niños pasan su tiempo libre viendo la tele, en el ordenador, con consolas varias, estos niños sólo se entretienen con aparatos que funcionan por cable los cuales les ofrecen estímulos externos y de alguna manera anestesian a los posibles estímulos internos que pudieran surgir (me refiero a los pensamientos). Así que si el pensamiento se encuentra diariamente anestesiado al final la costumbre hace que ya no se nos ocurra tener una iniciativa.
En realidad pensar exige de un esfuerzo personal que supone un compromiso. El que piensa se encuentra en la tesitura de tener que justificar lo novedoso de lo que ha dicho. A día de hoy, los niños, se encuentran en unas generaciones denominadas de la comodidad, todos saben lo que deben o tienen que hacer y que no están en el lugar de pensar nada, ya que no se espera eso de ellos. Además, saben que muchos adultos piensan por ellos, ofreciéndoles información ya confeccionada.
El aprendizaje así es ficticio, el pensamiento debiera construirse ofreciéndoles a los futuros adultos la posibilidad de aportar algo nuevo a sus vidas, debemos dejar huecos en la vida de los pequeños, así como también en las nuestras, para que aparezca el aburrimiento y por tanto la necesidad de pensar.


Fuente: Mónica DosilPsicóloga ISEP Clínic Castelldefels

martes, 26 de enero de 2010

PSICO NOTICIAS


Entrevista en nortecastilla.es a Enrique Pallarés, catedrático de Psicología de la Universidad de Deusto y autor de "Vivir con menos ansiedad: Manual práctico"


-¿Qué es la ansiedad?
-Es una emoción que en su origen tiene la función de avisar ante un peligro y de movilizar los recursos del organismo para hacerle frente. En sí misma no es patológica, pero cuando crea intenso malestar a la persona (la hace sufrir constantemente) o altera el funcionamiento social, profesional o familiar del sujeto, entonces estamos ante la ansiedad-problema o ansiedad patológica.
-¿Cómo se trata?
-La ansiedad se deja sentir a través de algunas manifestaciones corporales (tensión muscular, aceleración del corazón, sudor, etc. ), pero también a través de conductas manifiestas (sobre todo huir y evitar lo que se percibe como peligroso, sin olvidar por la paralización, conducta compulsiva, etc.) y de la sensación de malestar (intranquilidad, desasosiego), así como por creencias de que las cosas van a ir mal, que esto no tiene solución, etc. Para tratar los problemas de ansiedad hay terapias psicológica y farmacológicas. Tratamientos que dirigen los psicólogos proponiendo pautas de actuación, formas alternativas de pensar, etc. Fármacos que prescriben los médicos... Por supuesto, se pueden complementar.
-¿Cómo se domina la ansiedad?
-Lo primero que hay que hacer es no pretender que desaparezca del todo. Las señales o signos de ansiedad pueden asustar tanto a la persona que generan una ansiedad secundaria. Conviene advertir que cuando aparecen síntomas físicos (corazón, mareos, respiración) hay que excluir antes de todo la causa u origen médico. Además de esta actitud, existen otras estrategias y técnicas, como las diferentes formas de relajación, prescripción de actividades, exposición a lo que se teme, detectar y modificar pensamientos e imágenes que generan ansiedad y otras muchas más.
-¿La principal estrategia?
-Ver la ansiedad con otros ojos, no como enemigo. Objetivamente.
-El cuerpo se cuida hoy más que nunca. ¿Se le dispensa la misma atención al espíritu?
-Tal vez sí. El cuidado del cuerpo ha ido por delante del cuidado de lo psíquico. Nos cuesta menos ir al médico que al psicólogo. Sería importante una mayor formación psicológica. Sobre todo la que lleve a fortalecer al sujeto en su interior, a desarrollar recursos para actualizar nuestras potencialidades y resistir y superar circunstancias adversas.
-¿Es sano tener preocupaciones?
-Las preocupaciones en sí mismas no son malas. Pre-ocuparse, ocuparse antes. Es decir, prevenir. Resultan negativas cuando en lugar de prevenir se convierten en un dar vueltas a los mismo, sin que ello lleve a mejorar la situación o a resolver las cosas. Cuando la preocupación ocupa mucho tiempo pierde su función adaptativa. Este tipo de preocupaciones o cavilaciones hace sufrir a muchas personas.
-¿En qué medida la sociedad y sus valores generan ansiedad?
-En todas las épocas ha habido problemas de ansiedad. El hombre de cada época los ha vivido y expresado con acentos particulares. Los valores de la familia, de solidaridad y los valores espirituales actúan de protectores frente a la adversidad. En la medida en que perdamos o no cultivemos tanto estos valores estaremos más desarmados ante la adversidad y más a la intemperie.

miércoles, 20 de enero de 2010

DENTRO DE TI ESTA EL SECRETO (Amado Nervo)


Busca dentro de ti la solución de todos los problemas, hasta de aquellos que creas más exteriores y materiales.
Dentro de ti está siempre el secreto; dentro de ti están todos los secretos.
Aun para abrirte camino en la selva virgen, aun para levantar un muro, aun para tender un puente, has de buscar antes, en ti, el secreto.
Dentro de ti hay tendidos ya todos los puentes.
Están cortadas dentro de ti las malezas y lianas que cierran los caminos.
Todas las arquitecturas están ya levantadas dentro de ti.
Pregunta al arquitecto escondido; Él te dará sus fórmulas.
Antes de ir a buscar el hacha de más filo, la piqueta más dura, la pala más resistente, entra en tu interior y pregunta...
Y sabrás lo esencial de todos los problemas y se te enseñará la mejor de todas las fórmulas, y se te dará la más sólida de todas las herramientas.
Y acertarás constantemente, pues que dentro de ti llevas la luz misteriosa de todos los secretos
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